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Contar con el escritorio adecuado para tu despacho puede influir en tu productividad, comodidad y estado de ánimo durante la jornada de trabajo, pero ¿cómo saber cuál es el más adecuado? En esta completa guía de compra, te ayudamos a tomar una decisión abordando los aspectos importantes al elegir un escritorio, desde la forma y los materiales hasta las características ergonómicas y de almacenamiento integrado, entre otros.
Dependiendo del propósito que se le vaya a dar al escritorio, es necesario contar con ciertos elementos para asegurar que el espacio sea funcional. Por ejemplo, si el trabajo a realizar es creativo, es posible que sea necesario un espacio más grande que permita libertad de movimiento y una superficie adecuada para diseñar. Si el enfoque es administrativo, siempre viene bien contar con almacenamiento integrado en el que organizar documentos y archivos.
Además, elegir entre un escritorio y otro también puede depender del tipo de equipo tecnológico que se utilice. Si se trabaja principalmente con portátil, es posible valorar opciones más compactas, mientras que, si se utiliza un ordenador de sobremesa con uno o varios monitores, será necesario un espacio más grande en el que colocar los dispositivos de forma ergonómica y organizadores de cables para mantenerlo todo ordenado.
El siguiente paso es evaluar el espacio disponible en el despacho para seleccionar el tipo de escritorio que mejor se adapte tanto a las dimensiones como a las características de la sala.
Los escritorios rectangulares son los más comunes en el mercado. Su diseño simple se adapta a cualquier configuración de oficina con facilidad y es apto para todo tipo de trabajos, desde tareas administrativas hasta proyectos creativos. Se suelen colocar a lo largo de las paredes, aprovechando al máximo el espacio disponible, en el centro de despachos grandes o agrupándolos para crear estaciones de trabajo compartidas a modo coworking.
Este tipo de escritorios suelen ser más asequibles en comparación con otros, aunque pueden no ser la opción más recomendable en espacios pequeños dado su tamaño y falta de opciones de almacenamiento incorporado.
Los escritorios en L son perfectos para colocar en esquinas o rincones desaprovechados de la oficina. Permite aprovechar al máximo el espacio disponible al mismo tiempo que proporciona una superficie de trabajo más amplia que el modelo anterior. Este mobiliario de diseño angular es ideal para oficinas con espacios limitados donde cada centímetro cuenta.
Su área de trabajo ofrece suficiente espacio para instalar equipos adicionales, como impresoras o escáneres, y opciones de almacenamiento integradas con las que mantener el escritorio organizado. Estas características lo convierten en un mobiliario especialmente práctico para pequeñas empresas o trabajadores autónomos que necesitan tener todos los recursos posibles a mano. A pesar de ello, pueden ser muy voluminosos y difíciles de mover en espacios demasiado pequeños.
Para aquellas personas que necesitan sí o sí una gran superficie de trabajo y almacenamiento, los escritorios en forma de U suelen ser la opción indicada. Su diseño envolvente permite al usuario tener acceso a todo su equipo y suministros sin tener que alejarse del puesto de trabajo. Además, la disposición en U crea un ambiente de trabajo más íntimo que resulta idóneo para trabajadores que realizan sus tareas en solitario o necesitan reducir distracciones.
En su amplia superficie de trabajo suele contar con generoso espacio de almacenamiento, como cajones, estantes y armarios integrados en la estructura donde almacenar documentos y suministros de oficina. No obstante, precisamente por el espacio que ocupan, tienden a no ser tan asequibles como otros formatos y a reservarse para áreas de trabajo amplias.
Los escritorios ajustables en altura van ganando cada vez más popularidad debido a su capacidad para alternar entre trabajar sentados y de pie, lo que promueve una postura más ergonómica y activa durante la jornada laboral. Estos escritorios suelen estar presentes en empresas jóvenes y startups que promueven una cultura corporativa más dinámica y flexible.
A pesar de sus muchos beneficios, es importante tener en cuenta que pueden requerir una inversión mayor en comparación con los escritorios tradicionales, pero muchos consideran que vale la pena debido a los beneficios a largo plazo en términos de salud y productividad.
La elección de un material u otro puede afectar tanto a la estética y resistencia del escritorio como a su funcionalidad y capacidad para adaptarse al entorno de trabajo. Cada material tiene sus propias particularidades y beneficios.
Aunque optar por escritorios de madera maciza, como el roble, el arce y el nogal, nos proporciona durabilidad y un toque clásico a la decoración del despacho, suele ser una opción bastante pesada que suele requerir una mayor inversión. También puede ser necesario aplicar tratamientos de mantenimiento puntualmente, como barnices, para protegerla.
Por otro lado, la madera MDF (Medium-Density Fiberboard, o en español Fibra de Densidad Media) es una alternativa más económica que imita la apariencia de la madera maciza. Es ligera y fácil de mover de un lado a otro, lo que la hace conveniente para oficinas o espacios flexibles que requieran reorganizarse con frecuencia. Sin embargo, es más susceptible a dañarse con la humedad, por lo que es esencial protegerla del agua utilizando posavasos y limpiar los derrames de inmediato.
Del mismo modo, existen alternativas sostenibles como la madera certificada FSC (Forest Stewardship Council) u opciones recicladas. Este tipo de mobiliario promueve prácticas más responsables con los recursos naturales del planeta y refuerza el compromiso de la empresa con la responsabilidad social y ambiental. Son resistentes y de calidad, suponiendo un ahorro a largo plazo. Para mantenerla en las mejores condiciones suele bastar con una limpieza regular con un paño suave y ligeramente húmedo que elimine el polvo y la suciedad.
Tanto los escritorios de metal como los de vidrio suelen contar con un diseño más moderno, perfecto para oficinas con un estilo industrial o contemporáneo. Los escritorios de metal son resistentes y fáciles de limpiar, aportando una estética minimalista capaz de adaptarse a todo tipo de decoraciones, aunque pueden ofrecer menos opciones en términos de diseño.
Por su parte, los escritorios de vidrio son más elegantes y ayudan a que las áreas pequeñas parezcan más amplias. A pesar de ello, requieren una limpieza frecuente y pueden ser frágiles. En ambos casos, es recomendable utilizar protectores además de evitar golpes y arrastrar objetos sobre la superficie.
Es importante tener en cuenta el efecto luminancia, es decir, cómo la luz se refleja en su superficie. Dependiendo de las características del espacio de trabajo, el deslumbramiento puede dificultar la concentración y causar fatiga visual. Para oficinas con mucha luz, es recomendable optar por superficies como la madera o el metal, siempre que este sea oscuro y mate. En espacios con poca luz, es mejor elegir colores claros como blanco lacado, haya o roble, que ayudan a difundir la luz y mejorar la iluminación general del área de trabajo.
La comodidad es clave para fomentar la productividad durante las horas de trabajo. Los escritorios deben contar con una altura adecuada y dimensiones adecuadas para que los trabajadores puedan moverse con libertad y acomodar todo el equipo de trabajo.
Para mantener una postura sentada ergonómica, la altura del escritorio debe permitir que tus brazos se mantengan en un ángulo de 90 grados mientras escribes o utilizas el teclado. La altura estándar oscila entre los 73 y los 76 cm, aunque esta medida puede variar según las necesidades del trabajador. Algunos modelos cuentan con una altura fija entre 70,5 y 73,5 cm, mientras que otros ofrecen algo más de flexibilidad al dar la posibilidad de ajustar la altura dentro de un rango de 68 a 76 cm.
Para quienes prefieren alternar entre trabajar sentados y de pie, existen escritorios regulables en altura con un rango más amplio que van desde los 71 hasta los 120 cm, permitiendo a los usuarios cambiar de posición con facilidad y rapidez. Algunos modelos emplean sistemas manuales para levantar o bajar el escritorio, como girar una manivela, mientras que otros cuentan con sistemas eléctricos. Estos son más cómodos y fáciles de utilizar, cuentan con un motor eléctrico que ajusta la altura tras presionar un botón.
La superficie del escritorio debe ser lo suficientemente grande para equipos y suministros. Se recomienda una anchura mínima de al menos 120 cm para una configuración básica de ordenador, proporcionando espacio adicional para documentos y otros accesorios.
En cuanto a la profundidad del tablero, se sugiere alrededor de 80 cm para una pantalla plana. Esta debe estar ubicada a una distancia de entre 40 y 70 cm de los ojos para ayudar a reducir la fatiga ocular. Además, tanto la pantalla como el teclado deben estar colocados en un ángulo cómodo que permita que los codos se mantengan cerca del cuerpo y los antebrazos estén paralelos al suelo.
Para dispositivos portátiles, se puede contar con un espacio de trabajo más compacto, aunque ha de ser lo suficientemente amplio para colocar el dispositivo y tener espacio adicional para accesorios como el ratón. En estos casos, también se debe ajustar la altura y el ángulo de la pantalla para evitar la fatiga y promover una postura correcta durante su uso.
Los cajones y las estanterías siempre son de ayuda para mantener el escritorio ordenado y los elementos más imprescindibles al alcance en todo momento. Muchos escritorios vienen con estos componentes integrados en el diseño para almacenar desde documentos sueltos y suministros de oficina hasta carpetas, archivadores y libros. Estas características integradas eliminan la necesidad de adquirir muebles auxiliares, ayudando a optimizar el espacio en el lugar de trabajo.
Gestionar los cables de manera adecuada en el escritorio puede marcar un antes y un después en la organización y la productividad de los trabajadores. Es recomendable que el escritorio esté equipado con discretos pasacables ubicados bajo el tablero o en las patas para mantener los cables fuera de la vista y sin entorpecer el flujo de trabajo.
Si el escritorio no incluye pasacables integrados, existe una amplia variedad de organizadores de cables que se pueden acoplar con facilidad al escritorio para sujetar los cables de alimentación de dispositivos como smartphones, tablets y ordenadores de forma segura y sin ocupar demasiado espacio. Además, algunos modelos de escritorio vienen equipados con otras características, como puertos USB integrados o tomas de corriente con las que facilitar la conexión y carga de dispositivos electrónicos a mano sin necesidad de adaptadores.
Antes de tomar una decisión final, es recomendable comparar diferentes opciones y leer las reseñas de otros usuarios sobre el mobiliario preseleccionado. Las experiencias de otras personas pueden proporcionar información útil más allá de las especificaciones técnicas, por ejemplo, es posible adquirir más detalles sobre la comodidad, la estabilidad y facilidad de montaje. Cabe resaltar que para muchos modelos es posible contratar un servicio de montaje. De esta manera, aunque el ensamble de este tipo de mobiliario suele ser sencillo, nos permite invertir el tiempo en otras tareas más relevantes mientras expertos se encargan de montarlo.
Es importante tener en cuenta las recomendaciones en cuanto al mantenimiento y cuidado del escritorio. Aunque este tipo de mobiliario para el despacho no suele conllevar complicaciones en términos de mantenimiento, ciertos materiales pueden requerir cuidados especiales. Por ejemplo, se ha de limpiar con regularidad el vidrio para que se vea impecable y sin manchas, mientras que los escritorios de madera MDF pueden ser sensibles a la humedad.
En resumen, a la hora de seleccionar el mejor escritorio para tu despacho, no hay que apresurarse. Los consejos de esta guía te ayudarán a elegir uno que se adapte tanto a las características específicas de la oficina como las necesidades del tipo de trabajo que se va a realizar.