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Hace no demasiados años, una de las preguntas (no clave, pero necesaria) a la hora de cambiar de ordenador era: “¿Pero cuánto mide la torre?”. En la actualidad, el ordenador portátil, ayudado sin duda por el teletrabajo, se ha impuesto como opción profesional incluso para tareas que exigen potencia y rendimiento (la creación gráfica y audiovisual es el ejemplo más claro).
Uno de los puntos fuertes de las antiguas torres de ordenador de sobremesa era que, en conectividad de accesorios externos, ofrecían más puertos que una vuelta ciclista. El panel trasero de una vieja CPU ofrecía entradas USB únicas para casi todo: ratón, teclado, impresora, lector de DNI, webcams, micrófonos, tarjetas de sonido externas… Y aparte, claro, las entradas exclusivas para red y monitor.
Ojo, que incluso las torres han sabido evolucionar y han reducido su tamaño. Actualmente las puedes encontrar del tamaño de un paquete de folios o incluso más pequeñas. Además, vienen equipadas con sistema operativo, potencia y memoria suficientes para garantizar rendimiento. Además, conservan el extra de ventilación de las antiguas “macrotorres”, si deben permanecer encendidas continuamente.
Los fabricantes de ordenadores portátiles han tenido siempre presente que los usuarios cada vez quedarían más seducidos con el modelo del “todo en uno” impuesto por el teléfono móvil. Sus dos primeros puntos fuertes:
Los principales elementos que convierten al ordenador portátil en un equipo versátil son:
Debido a la necesidad de implementar el teletrabajo total durante los primeros tiempos de la pandemia, el departamento de informática y tecnología de Bruneau acabó optando por los ordenadores portátiles como solución estándar para la gestión del día a día.
Hasta los equipos portátiles más modestos incorporan ya de entrada 8 GB de RAM, más que suficientes para trabajar con las aplicaciones habituales de gestión más las específicas de gestión telefónica y contable.
Incluso en el apartado más exigente, el de la creación gráfica, las monolíticas torres han sido reemplazadas por una versión portátil que no se resiente en absoluto en el apartado del rendimiento.
Eso sí, la solución común para casi todos los puestos ha pasado por añadir una y hasta dos pantallas externas conectadas por cable HDMI. Pero cuando el portátil viaja de casa a la oficina y viceversa, el “cerebro” de tu trabajo sigue cabiendo en una maleta pequeña, y eso es un plus indiscutible.
Portátil, sobremesa o minitorre, quien no tiene opciones es porque no quiere…