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Con la digitalización y el volumen de datos que manejamos día a día, es importante elegir un disco duro externo acorde a nuestras necesidades. Estos dispositivos permiten guardar y proteger datos importantes de manera segura, ya se trate de archivos personales o copias de seguridad de una empresa. En esta guía, mencionamos los principales factores a tener en cuenta, desde la capacidad de almacenamiento y velocidad de transferencia hasta la conectividad y características adicionales de seguridad.
Un disco duro interno es un componente de informática instalado en el ordenador y conectado a la placa base. Se utiliza para almacenar archivos y datos necesarios para el funcionamiento del ordenador, como el sistema operativo (Windows, iOs, Linus...), programas, datos y archivos de trabajo.
Un disco duro externo es un dispositivo de almacenamiento, externo, por lo tanto, que se conecta a un ordenador de escritorio o portátil. Portátil y capaz de conectarse a diferentes ordenadores, puede almacenar todo tipo de datos: fotos, vídeos, música, archivos varios...
La capacidad de almacenamiento determina cuánto espacio hay disponible para guardar los datos en el dispositivo, por lo que es importante tener en cuenta tanto el volumen de datos a almacenar como el tipo de archivos que se van a manejar. Sin embargo, hay que considerar que una mayor capacidad también suele implicar un aumento en el precio.
Si se va a usar el disco duro externo para almacenar archivos, fotografías, música y algunos vídeos personales, una capacidad de entre 500 GB a 1 TB suele ser suficiente. Este tramo puede acoger cientos de miles de documentos de texto, hojas de cálculo y presentaciones, así como decenas de miles de fotografías con buena resolución, y miles de canciones, así como algunas breves grabaciones. No habrá que preocuparse por la falta de espacio.
Para aquellos profesionales independientes, pequeñas y medianas empresas que trabajan grandes archivos multimedia, como vídeos de gran tamaño, proyectos de diseño gráfico o modelos 3D, optar por modelos de al menos 2 TB a 4 TB de capacidad sería la mejor opción. Para empresas más grandes o aquellas que manejan copias de seguridad o bases de datos voluminosas, sería mejor inclinarse por discos duros externos de 8 TB e incluso más. Están diseñados para soportar grandes conjuntos de datos y manejarlos con fluidez.
Aunque no suele ser un factor determinante, el tamaño físico del disco duro externo puede influir en su capacidad de almacenamiento, además de la portabilidad del dispositivo. Estos dispositivos suelen encontrarse principalmente en dos tamaños: 2,5 pulgadas y 3,5 pulgadas.
Los modelos de 2,5 pulgadas, lo que viene a ser unos 6,8 x 1 x 10 cm, son más compactos y ligeros, diseñados para personas que necesitan una solución de almacenamiento portátil y fácil de transportar sin ocupar demasiado espacio en su bolso o mochila. Generalmente, se alimentan a través de un puerto USB, solo se necesita un cable para conectarlo al ordenador. Aunque han mejorado en capacidad de almacenamiento, su tamaño suele proporcionar un espacio de 500 GB a 2 TB.
Los dispositivos de 3,5 pulgadas, de unos 10,1 x 1 x 14,7 cm, suelen ofrecer mayor capacidad y rendimiento, pueden ir desde 2 TB hasta 16 TB e incluso más. Sin embargo, son alternativas más pesadas para transportar de un lado a otro, están diseñadas para utilizarse en un espacio de trabajo fijo, ya sea una oficina o en casa. Algunas versiones requieren una conexión a la red eléctrica para alimentarse, lo que puede limitar la flexibilidad.
La velocidad de transferencia impacta de manera directa en el rendimiento del disco duro externo, determina la rapidez de lectura y de escritura a la hora de gestionar tu almacenamiento digital. A más velocidad de transferencia, menos tiempo de espera para copiar, mover y acceder a los archivos almacenados en el dispositivo.
Los discos duros externos mecánicos son soluciones de almacenamiento relativamente más económicas y con mayor capacidad. Estos dispositivos utilizan platos magnéticos que giran a alta velocidad y cabezales parecidos a una aguja que se encargan de la lectura/escritura para almacenar y acceder a los datos.
A pesar de ello, la velocidad de los HDD tiende a ser algo más lenta, en comparación con las unidades SSD, precisamente por su diseño mecánico. La velocidad de transferencia habitual de un HDD a 5400 RPM (revoluciones por minuto) es de unos 80-120 MB/s, mientras que un HDD a 7200 RPM puede alcanzar velocidades de hasta 150-200 MB/s. También hay que tener en cuenta que sus partes móviles son más susceptibles al desgaste y a posibles fallos mecánicos con el paso del tiempo.
Los SSD, o "discos de estado sólido", utilizan memoria flash para almacenar datos, en lugar de los platos magnéticos giratorios que se encuentran en los HDD. Proporciona una velocidad de transferencia más rápida, alcanzando tasas de lectura y escritura que puede llegar a superar los 3000 MB/s. Este avance se traduce en tiempos de acceso y copia de datos mucho más rápidos, esencial para tareas de alto rendimiento como la edición de vídeo.
Al ser una memoria totalmente electrónica, sin partes móviles, los SSD son más resistentes a los golpes, además de contar con una vida útil más larga y mayor fiabilidad al reducir el riesgo de fallos mecánicos. Suponen una inversión algo mayor, aunque proporcionan un rendimiento superior que lo justifica para quienes necesitan manejar grandes cantidades de datos.
Al elegir un disco duro externo, es importante tener en cuenta la conectividad que ofrece para asegurar que sea compatible con los sistemas operativos y puertos del ordenador al que se vaya a conectar, como Windows, macOS o Linux, entre otros. Algunos discos duros pueden estar formateados específicamente para un sistema operativo, causando problemas de compatibilidad con otros, pero a menudo se pueden formatear o particionar el disco para adaptarlo para ahorrar tiempo y complicaciones.
El estándar USB 3.0 es una de las opciones más habituales y es compatible con la mayoría de los ordenadores y dispositivos actuales. Este tipo de conexión ofrece un buen equilibrio entre precio y velocidad de transferencia, alcanzando hasta 5 Gbps.
El USB 3.1 es una versión mejorada del USB 3.0, capaz de alcanzar velocidades de transferencia de hasta 10 Gbps, el doble que el modelo anterior. Permite al dispositivo hacer transferencias de datos más rápidas, necesario para manejar con fluidez grandes cantidades de información como archivos multimedia de alta definición.
El USB-C es el conector más reciente y se está convirtiendo en el estándar universal para muchos dispositivos, ofreciendo un diseño compacto con conexión reversible para mejor experiencia de usuario. Los USB-C pueden alcanzar hasta 10 Gbps o más.
La conexión Thunderbolt de Intel ofrece una velocidad de transferencia mucho más alta, de hasta 40 Gbps con picos de 1 GB, respecto a las anteriores. Es algo menos habitual y suele requerir una inversión más alta, pero su rendimiento la convierte en una opción muy acertada para editores de vídeo y fotografía profesionales. Está pensada para sustituir a otros como FireWire o HDMI y podría llegar a un ancho de banda de hasta 100 Gbps en el futuro.
Aunque son menos comunes hoy en día, la conexión eSATA es comparable a un disco duro interno SATA en lo que respecta a la velocidad de transferencia, alcanzando hasta 6 Gbps. Aunque no suele ser compatible con muchos dispositivos actuales, ya que prevalece el USB e incluso el Thunderbolt, se sigue utilizando para transferencias de archivos de vídeo en alta definición, entre otras aplicaciones.
Si el disco duro externo se va a destinar para aumentar el almacenamiento de una consola, sea PlayStation, Xbox o cualquier otra, la velocidad de transferencia del SSD ha de ser lo más alta posible para garantizar tiempos de carga rápidos y una capacidad de respuesta más fluida. La capacidad de almacenamiento del disco ha de ser de al menos 1 TB para guardar una extensa biblioteca de juegos, mientras que para los coleccionistas que necesitan más espacio, un disco de 2 TB o más es la mejor opción.
Además, las funciones de copia de seguridad automática y la compatibilidad universal también son factores a tener en cuenta como gamer. Por una parte, los datos de juego permanecerán protegidos en copias de seguridad para evitar pérdidas en el progreso, mientras que la compatibilidad universal asegurará que el disco duro funcione correctamente tanto con la consola como con el sistema operativo que utilices.
Los discos duros externos, como cualquier otro dispositivo de almacenamiento, se fabrican con una serie de características adicionales pensadas para mejorar la experiencia del usuario y garantizar la seguridad de los datos. Es importante considerarlas, especialmente, si se prevé realizar copias de seguridad de información sensible.
Muchos discos duros externos cuentan con un diseño resistente ante posibles golpes y caídas, suelen disponer de una carcasa robusta que protege el dispositivo y los datos almacenados en su interior durante el transporte.
Algunos dispositivos están equipados con medidas de seguridad, como encriptación de hardware, lo que asegura que los datos almacenados en el disco duro estén protegidos contra accesos no autorizados. Además, ciertos modelos ofrecen opciones adicionales como la protección mediante código PIN o autenticación por huella dactilar.
Existen discos duros externos que incluyen software de respaldo automático, una función que facilita la configuración de copias de seguridad periódicas, de modo que no sea necesario realizar el proceso manualmente. Esta característica asegura que los archivos estén siempre protegidos y actualizados.
La clasificación IP (Ingress Protection) mide la resistencia de un dispositivo a la entrada de sólidos y líquidos, por lo que es recomendable que el disco duro externo seleccionado cuente con un estándar lo más alto posible. Resulta en una capa de protección adicional para evitar daños internos como cortocircuitos o fallos mecánicos.
Si se expone el disco duro externo a temperaturas significativamente altas o bajas, podemos poner en riesgo la vida útil del dispositivo y su rendimiento. Por un lado, el calor excesivo puede causar sobrecalentamiento, llevando a la degradación de componentes internos. La carcasa de algunos modelos incluye sistemas de enfriamiento o disipadores de calor para mitigarlo.
Por otro lado, las bajas temperaturas pueden afectar a los lubricantes internos de los discos duros mecánicos, desencadenando fallos mecánicos. Los discos de estado sólido suelen ser menos sensibles a las temperaturas bajas aunque han de mantenerse en el rango apropiado para evitar problemas.
Para asegurar el buen funcionamiento del disco duro externo, es recomendable almacenarlo en un lugar seco y libre de humedad, sobre todo si se trata de un HDD. Para mayor protección durante el transporte, existen fundas acolchadas o protectores para estos dispositivos.
En cuanto al mantenimiento, se deben realizar desfragmentaciones periódicas en los HDD para reorganizar los archivos fragmentados y mejorar el rendimiento del disco duro externo. Sin embargo, esta práctica sería contraproducente con los SSD, por lo que es mejor evitarlo.
Es importante mantener el firmware del dispositivo actualizado para corregir errores y aprovechar nuevas funcionalidades. Además, como medida preventiva, es posible monitorizar el estado de salud del disco duro externo mediante un software de diagnóstico.
Elegir un disco duro externo entre la multitud de opciones disponibles en el mercado puede ser una tarea complicada, aunque considerando detalles como la capacidad de almacenamiento, la velocidad de transferencia, la conectividad y características adicionales de seguridad, es posible tomar una decisión informada.
Antes de tomar una decisión, es recomendable consultar las experiencias y reseñas de otros usuarios que han adquirido el disco duro externo que estás considerando. Proporcionarán información valiosa sobre su rendimiento, resistencia y cualquier problema o defecto potencial no tan evidente en las especificaciones técnicas.
Existen multitud de fabricantes de discos duros externos con una larga trayectoria en el sector que cuentan con un amplio catálogo de dispositivos de almacenamiento fiables y de calidad, además de un buen servicio postventa si surgiera cualquier inconveniente. Muchas respaldan sus productos con periodos de garantía para mayor tranquilidad del usuario.