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El mantenimiento de los suelos es fundamental para garantizar la higiene de un espacio de trabajo y la seguridad de quienes trabajan en él. Pero no limpiamos una alfombra de la misma manera que un suelo de parquet (aunque todos conocemos a alguien a quien imaginaríamos sacudiendo una baldosa). Aquí tienes algunos consejos para limpiar cada tipo de suelo: parquet, baldosas, moqueta, linóleo... No eches por tierra estas recomendaciones.
Macizo, vitrificado, estratificado, aceitado o encerado, sea cual sea su acabado, sólo hay que recordar una regla para el mantenimiento de un suelo de parquet: ¡NO AGUA! Para que el parquet conserve su belleza natural y resista el paso del tiempo, requiere un desempolvado en seco periódico y algunas precauciones específicas.
Parquet tradicional por excelencia, el parquet macizo es muy fácil de limpiar. Después de aspirar la superficie, basta con pasar un paño apenas húmedo para devolverle la frescura. Se debe evitar el uso de un limpiador, pero se puede agregar un poco de jabón negro al agua.
Es el acabado de parquet más común. Para que recupere su brillo, basta con pasar un paño húmedo y escurrido. Una o dos veces al año, recomendamos el uso de un renovador o acondicionador, que devolverá la transparencia al barniz. Si el parquet está rayado, líjalo con papel de lija y luego aplica una fina capa de barniz antes de pulirlo.
Después de quitar el polvo con una escoba o una aspiradora provista de un cepillo especial, basta con pasar un paño para suelos empapado en agua caliente mezclada con un producto adecuado no abrasivo. Incluso si el parquet se vuelve opaco, nunca uses aceite o sellador, pero piensa en aplicar un renovador una o dos veces al año.
Incluso manchado, un suelo aceitado o encerado no debe mojarse. Por lo tanto, debes usar un limpiador adecuado o pulirlo antes de engrasarlo o encerarlo.
La longevidad de la baldosa ciertamente depende de su calidad, pero también de la forma en que se ha mantenido. En loza, gres, cerámica, un suelo de baldosas o un suelo llamado "duro" se debe quitar el polvo con regularidad para evitar el efecto abrasivo de los distintos tipos de suciedad. Para el cuidado de azulejos y juntas, la limpieza diaria se realiza con una simple mezcla de agua tibia y limpiador adecuado.
Para limpiar una alfombra o moqueta, lo más eficaz es una aspiradora equipada con un cepillo adecuado. La frecuencia del mantenimiento dependerá del nivel de suciedad y del paso diario por el suelo. La mayoría de las manchas desaparecen frotándolas con agua tibia o con un limpiador específico, como un polvo seco o un spray. Una vez al año, puedes realizar una limpieza profunda con un limpiador a vapor o champú.
Un suelo suave de linóleo o vinilo es sin duda lo más fácil de limpiar. Agua, jabón y una mopa de microfibra (bien escurrida) son suficientes. Sin embargo, requiere un mantenimiento regular. Si está pegajoso o muy sucio, una gota de jabón negro o alcohol doméstico en el agua de lavado eliminará las manchas profundas del suelo de linóleo o vinilo.
Los suelos de locales de trabajo son las superficies más grandes a limpiar, pero también las más expuestas a manchas y suciedad. Para preservar su apariencia y garantizar su longevidad, Bruneau ofrece una amplia gama de productos de limpieza:
También puedes probar productos naturales menos agresivos para los suelos (y para el planeta). Por ejemplo: