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Ya sea en el ámbito profesional, escolar o personal, se dan muchas situaciones en las que es importante asegurar la integridad de ciertos documentos durante mucho tiempo. Una de las mejores formas de hacerlo es mediante el uso de plastificadoras y fundas de plastificación, que los cubre con una fina capa de plástico capaz de protegerlos de factores externos como la humedad, la suciedad y el desgaste.
La plastificación crea una barrera impermeable que permite proteger documentos importantes contra el polvo y cualquier líquido que se pueda derramar encima. Además, evitarás que se estropeen con facilidad debido a la humedad, la lluvia y la suciedad, manteniéndolos en perfectas condiciones a lo largo del tiempo.
Los documentos plastificados también son más resistentes, una cualidad especialmente útil para situaciones de uso frecuente, como pueden darse con instrucciones u horarios. La capa de plástico permitirá que se mantengan legibles y evitará el deterioro causado por la constante manipulación, impidiendo que las impresiones se manchen, arruguen o deterioren.
En áreas como baños o cocinas donde la humedad es habitual, es recomendable recurrir a la plastificación para evitar que los documentos absorban dicha humedad, se deformen o desintegren a causa de la exposición constante.
En entornos con mucho movimiento, como podrían ser oficinas y escuelas, es recomendable plastificar aquellos documentos que sean de uso frecuente. Al ser manipulados por muchas personas, aumenta el riesgo de desgaste, manchas e incluso ruptura. La plastificación también facilita la limpieza, desinfectando los documentos sin riesgo de daño.
Aquellos documentos destinados a uso exterior, como pueden ser mapas de rutas o señalizaciones temporales durante un evento, están expuestos a factores climáticos adversos como lluvia, viento y sol. La plastificación asegura que permanezcan legibles a la intemperie y en buen estado en todo momento.
Certificados, diplomas y fotografías familiares son documentos valiosos que solemos querer preservar tanto tiempo como sea posible. Mediante la plastificación evitamos que se deterioren por manipulación o factores ambientales.
Certificados, diplomas y fotografías familiares son documentos valiosos que solemos querer preservar tanto tiempo como sea posible. Mediante la plastificación evitamos que se deterioren por manipulación o factores ambientales.
Para conseguir este efecto es necesario recubrir el documento con una delgada lámina de polipropileno con acabado brillante que realza los colores de la impresión. Es una alternativa económica y suele emplearse para plastificar flyers, carpetas y libros.
Este tipo de plastificado cuenta con un acabado mate de alta calidad que da una sensación aterciopelada al tacto. Suele emplearse en documentos que requieran una presentación elegante e incluso exclusiva, como tarjetas de invitación o catálogos de productos de lujo.
El plastificado mate resulta ideal para documentos manipulados con frecuencia. Su capacidad para evitar arañazos, lo convierte en una opción más económica que el soft touch muy recomendable para menús, tarjetas de presentación y postales.
Cada equipo de plastificación tiene su propia finalidad, ofreciendo resultados específicos pensados para adaptarse a diferentes situaciones. Es necesario saber la finalidad que se le darán a las impresiones para elegir la plastificadora más adecuada.
Las plastificadoras térmicas son las más habituales y funcionan aplicando calor para fundir el adhesivo de las láminas de plastificación y sellar el documento entre ellas. Crea un acabado resistente e impermeable ideal para documentos de tamaño estándar manipulados con frecuencia o expuestos a la intemperie. Es importante ajustar la temperatura y la velocidad de la plastificadora térmica según el grosor del documento y el tipo de plastificado.
Por otra parte, existen las plastificadoras en frío que utilizan adhesivos especiales que se activan con la presión aplicada por la máquina en lugar del calor, lo cual resulta muy útil en documentos sensibles a las temperaturas como pueden ser las fotografías. La aplicación es más fácil de usar y segura, además de ser más económica al no requerir consumo energético. Es habitual en escuelas y entornos educativos.
Es importante considerar el tamaño y la capacidad de las plastificadoras también en función del uso que le vayamos a dar y el espacio disponible. Las más habituales son las plastificadoras domésticas, compactas y diseñadas para usos esporádicos en casa o en oficinas pequeñas. Son ideales para documentos de tamaño estándar.
Las plastificadoras de oficina suelen ser más grandes y robustas que las anteriores, dando la opción de plastificar documentos de mayor tamaño. Están diseñadas para ofrecer resultados de mayor calidad y tolerar un uso más intensivo, por lo que son menos propensas a atascarse.
Para grandes volúmenes, las plastificadoras de bobina son más grandes y veloces. Utilizan bobinas que se aplican automáticamente sobre los documentos a medida que se introducen en la máquina para un proceso más rápido. Se suelen utilizar en copisterías.
La calidad del plástico utilizado influye en la calidad del acabado. Las láminas de plastificación están disponibles en varios grosores medidos en micras (µm), cada uno ofreciendo distintos niveles de protección. Las láminas de grosor estándar (80-100 micras) se destinan a documentos manipulados ocasionalmente, mientras que las de grosor medio (125-175 micras) proporcionan protección para uso regular. Por otro lado, las láminas gruesas (más de 175 micras) ofrecen máxima protección para uso frecuente o exposición a la intemperie.
Sea cual sea el grosor, es importante elegir láminas de plastificación de calidad que no amarilleen con el paso del tiempo y que proporcionen una barrera contra el polvo, la humedad y otros agentes que puedan dañar el documento.
La velocidad de plastificación maximizará la productividad en cualquier entorno de trabajo, permitiendo procesar un mayor volumen de documentos en menos tiempo. Además, es importante tener en cuenta el tiempo de precalentamiento para determinar el tiempo de espera antes de iniciar el proceso. Por otra parte, elegir una plastificadora que sea intuitiva y tenga controles claros facilita que usuarios con todo tipo de experiencias puedan hacer uso de ella.
En conclusión, la plastificación de documentos es una práctica que asegura la integridad de estos frente a condiciones climáticas y desgaste por uso frecuente. Este proceso crea una barrera impermeable que refuerza el documento para que permanezca legible y en buenas condiciones a lo largo del tiempo. Con la máquina y los materiales adecuados, se garantiza una protección óptima y resultados para todo tipo de necesidades.